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Pascua, Chile: Los ojos que miran al cielo

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Hacía ya unas horas que el avión había abandonado el aeropuerto de Santiago y el paisaje, monótono hasta la saciedad, seguía siendo el mismo: al norte, el Pacífico; al sur, más Pacífico; al este… Justo debajo de nuestros asientos había un pedazo de tierra, un triángulo isósceles casi perfecto, cuyos vértices estaban coronados por tres grandes volcanes, Rano Aroi, Rano Raraku y Rano Kao. Este descubrimiento abrió los ojos del pasaje que, ante la inminente llegada a un lugar lleno de misterios, empezó a mostrarse nerviosa.

La voz del comandante del avión confirmó nuestra sospecha: “bienvenidos a la isla de Pascua”.
El avión aterrizó temprano en el aeropuerto de Mataveri. Poco a poco la luz del nuevo día iluminó los difusos contornos de los famosos gigantes de piedra. Y lo mismo hizo con los volcanes que se descubrían a lo lejos. Aquello era impresionante, nunca antes había experimentado ni visto nada igual. Nada más pisar tierra sientes una fuerza extraña, un toque místico.

LA ISLA DE LOS ENIGMAS
Pasó realmente, hace algo más de un siglo.
-“¿Cómo llegaron hasta aquí las estatuas?”, preguntó el misionero.
-“Vinieron andando”, respondió con seriedad Petit Gregorio, el último rey de Rapa Nui (Isla de Pascua para los nativos).

Este diálogo ocurrió en 1864, cuando un grupo de misioneros encabezados por fray Eugenio Eyraud fueron los primeros hombres blancos que se establecieron en Rapa Nui. En su respuesta, el pequeño monarca pascuence reflejaba la tradición que, efectivamente, afirma que las gigantescas estatuas de piedra (moai) enclavadas en la desierta costa oriental de la isla de Pascua habían llegado “andando”.

Desde entonces, y durante más de un siglo, el traslado de los inmensos moai de alrededor de 80 toneladas y el sistema empleado para ponerlos en pie sobre los ahu, especie de altares escalonados de piedra, fue uno de los misterios de la isla de Pascua que trajeron de cabeza a arqueólogos y antropólogos, dieron lugar a extrañas teorías, y fomentaron la lucrativa pseudociencia de atribuir a los extraterrestres todo rastro de civilización primitiva.

Otros misterios de Rapa Nui son: la propia construcción de los moai con una piedra que no aparece en la superficie de la isla, el hecho de que las estatuas sean ciegas (aunque muestran un gran arco superciliar, no tienen ojos) y el origen de los dos grupos étnicos que formaron la población original.

Todos estos enigmas dieron pie a las más diversas especulaciones, sin duda inspiradas también por la particular situación de la isla, solitaria y distante en medio del océano Pacífico, sin formar parte de archipiélago alguno, a casi 2.000 kilómetros de la tierra más cercana (la isla de Pitcairn), a 4.000 kilómetros de Tahití, y a 3.700 de la costa continental chilena. Tal soledad y los extraños vestigios de una civilización perdida que los mismos nativos han olvidado, la hicieron el escenario ideal para imaginativas divagaciones.

¿PARAÍSO DEL PACÍFICO?
Pese a su legendaria fama, Rapa Nui dista bastante de ser una de esas islas paradisíacas del Pacífico Sur, en razón de su origen geológico. No se trata del típico atolón coralíneo que abunda en esos mares. El “ombligo del mundo” (así es como llamaban los nativos a Pascua) nació hace tan sólo 10.000 años a causa de unas violentas erupciones volcánicas submarinas.

Se formó así una isla triangular de 117 kilómetros cuadrados, con los tres volcanes mencionados en sus vértices. El resto son rocas volcánicas, escorias y campos de lava solidificada. El suelo presenta falsos cráteres e irregularidades y abundantes grutas y pasadizos subterráneos, aunque en buena parte es poco fértil pero cultivable. La altura mayor alcanza los 600 metros sobre el nivel del mar y las costas forman acantilados de entre 100 y 200 metros, con una sola playa de arena próxima al poblado de Anakena, en la costa septentrional.

Con tal escasez de medio la naturaleza no pudo mostrarse muy pródiga. La vegetación es escasa, rara y mayormente herbácea. Salvo los peces y las aves marinas migratorias, la fauna original tampoco exhibe animales notables: crustáceos, arañas, gusanos… El clima, por su parte, es excelente y sólo oscila entre los 25 grados en enero y los 21 en agosto.

¡BIENVENIDOS A LA ISLA DE PASCUA!

Hoy Pascua es una isla que está bien aprovisionada en cuanto a alimentos se refiere, bien comunicada y ha sabido sacar muy buen provecho de ventajas derivadas del turismo creciente.
Hanga Roa, la capital, es el lugar donde habita la mayor parte de los casi 3000 habitantes.
El corazón y punto de encuentro de los pascuences es la plaza Hotu Matua y la iglesia, a la que acuden puntualmente a la llamada del cura.

Hay en Pascua unos 800 moai diseminados, todos hombres (excepto 2), de espaldas al mar (excepto 3), los más, abatidos de frente con la nariz en el suelo. El número más elevado entre las situadas a la vista (397, muchas en su lugar original) situada en la ladera este del Rano Raraku, una eminencia que desciende hacia labahía de Tongariki, donde se completa uno de los escenarios más bellos y mágicos del planeta.

Los moai miden en general entre 3 y 6 metros, y los mayores alcanzan casi los 10 metros, con un peso de 80 toneladas sin contar el copete cilíndrico o pukao, de piedra roja, que en ocasiones llega a pesar por sí sola 11 toneladas. El material de la mayor parte de los moai propiamente dichos es también roca volcánica, gris amarillenta, extraídas de las paredes del cráter del Rano Raraku. Lo cual, dicho sea de paso, explica uno de los enigmas: la piedra en que se habían esculpido las estatuas no existe en la superficie de la isla, pero no proviene del espacio exterior sino de sus profundidades interiores.

Las estatuas representan a grandes señores y a grandes señoras de la época, cuyo recuerdo se inmortalizó en piedra volcánica, tal como hacemos nosotros con nuestras propias estatuas.
Hace todavía pocos años, llegar a la isla de Pascua constituía una auténtica aventura. Hoy día no es difícil, desde luego. Bien es cierto que no se viene aquí como se va al Caribe… Desde que se llega, uno no piensa más que ir a contemplar las estatuas: los coches no abundan, por lo que lo mejor es alquilar una bicicleta o un caballo. Entonces es fácil llegar a Rano Raraku, Orongo o Vinapu, bajo la atenta mirada de los 12.000 corderos y de los 3.500 caballos de la isla.

Guia del viajero:

CÓMO LLEGAR

Para aterrizar en el aeropuerto internacional Mataveri de Isla de Pascua es necesario hacer escala en Santiago de Chile, al que se llega con Iberia (www.iberia.com) o LAN Airlines (www.lan.com). Con escala previa en Paris, Air France (www.airfrance.es). Desde Santiago de Chile hasta Isla de Pascua (5 horas de vuelo), sólo opera la franquicia chilena de LAN Airlines.

 

CLIMA 
Aunque está situada unos grados por debajo del trópico de Capricornio, el clima no es exactamente subtropical, sino algo más frío. La temperatura oscila entre los 14 grados de julio y los 28 de enero, mes más caluroso del verano austral.

 

QUÉ VER
Moais. Hay siete tipos diferentes de moais: los más bajos y rechochos son los llamados moai de escoria roja, los Tuturi y los de Ahu Vai Uri; los más altos y estilizados son los de Ko Te Riku, Ahu Tongariki (merece la pena acercarse al extremo oriental de la isla y contemplar el más impresionante grupo de moais. Está formado por 15 estatuas que se levantan majestuosas junto al mar), Paro y Rano Raraku.

Hanga Roa. La capital de la isla reúne a la mayoría de los 3.000 pascuences que viven en la isla.

Orongo. Junto al volcán Rano Kau se halla este antiguo centro ceremonial. Desde el poblado se disfrutan magníficas vistas sobre los acantilados a los que se asoma.

Anakena. Este enclave posee la playa más extensa de la isla. Rodeada de cocoteros y aguas turquesas, completan el paisaje el ahu Nau Nau, de siete moai con la mirada perdida en el océano.

Ana Katenga. El nombre de este grupo de cuevas significa “caverna de las dos ventanas” por las aperturas que se abren en un acantilado frente al mar.

Rano Raraku. Aunque la isla debe recorrerse enteramente, pecado sería si no se sube a lo alto del volcán Rano Raraku, desde donde se obtiene la mejor vista panorámica Este volcán era la cantera de la que se extraía la toba con la que se modelaban las estatuas. En sus alrededores quedan restos inacabados.

 

DÓNDE DORMIR
Hotel Explora. Sin duda el mejor hotel de la isla. Situado en una posición privilegiada, frente al mar y a 6 kilómetros escasos de la capital, Haga Roa. Dispone de 30 habitaciones muy confortables y un restaurante muy aceptable. Desde el mismo hotel pueden organizarse las excursiones a los puntos más importantes de la isla (www.explora.com)

Hotel Manavai. 25 hermosas habitaciones en una construcción típica de la Polinesia. Precio: alrededor de 140 euros. (www.hotelmanavai.cl)

 

DÓNDE COMER
Merahi Ra´a (Av. Te Pito s/n. Hanga Roa). Popular lugar junto al puerto famoso por sus platos de pescado fresco. Dispone de una atractiva terraza.

La Taverne du Pécheur (av. Policarpo Toro. Hanga Roa). Si busca un toque de sofisticación este es el lugar. Cocina de estilo francés exquisita.

Kona Koa (C/ Oho Vehi s/n. Hanga Roa). Especializado en platos pascuences y ofrece espectáculos folclóricos.

 

COMPRAS
No muchas compras interesantes pueden hacerse en la isla de Pascua. Las reproducciones en piedra pómez de los moai suelen ser de escasa calidad y a menudo caras. Pueden comprarse en el mercado de Hanga Roa o en las tiendas de la calle Policarpo Toro y sus alrededores, cerca de la iglesia.

 

MÁS INFORMACIÓN

www.visitchile.com

 

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